Requiem W.A. Mozart

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El Réquiem de Mozart es una de las obras más poderosas, conmovedoras y misteriosas del repertorio sacro occidental. Compuesto en los últimos meses de su vida y dejado incompleto a su muerte en 1791, ha sido rodeado de leyendas, encargos anónimos, supersticiones y teorías románticas sobre su autoría. Sin embargo, más allá del mito, lo que permanece es una música de profundidad desgarradora y belleza trascendente.rnrnLa obra fue encargada por un emisario del conde Walsegg, quien pretendía hacerla pasar por composición propia en memoria de su esposa fallecida. Mozart, enfermo y agotado, trabajó en ella con intensidad hasta sus últimos días, convencido —según algunas fuentes— de que escribía su propio réquiem. Tras su muerte, su discípulo Franz Xaver Süssmayr completó los movimientos faltantes a partir de bocetos y del estilo de su maestro.rnrnEl Réquiem combina lo teatral y lo espiritual, el dramatismo operístico con el recogimiento litúrgico. Es al mismo tiempo una oración fúnebre y una confesión humana. Con su poderosa secuencia del Dies Irae, la ternura del Lacrimosa o la majestad del Kyrie, esta misa de difuntos no es solo un canto por los muertos, sino una obra viva, universal y eternamente conmovedora.rnrn rnrnProgramarnrnW. A. MOZART (1756–1791)rnRéquiem en re menor, K. 626rnrnrntRequiem aeternam / Kyrie eleisonrntDies iraerntTuba mirumrntRex tremendaerntRecordarerntConfutatis rntLacrimosarntDomine JesurntHostiasrntSanctusrntBenedictusrntAgnus deirntLux aeternarnrn

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Descripción

El Réquiem de Mozart es una de las obras más poderosas, conmovedoras y misteriosas del repertorio sacro occidental. Compuesto en los últimos meses de su vida y dejado incompleto a su muerte en 1791, ha sido rodeado de leyendas, encargos anónimos, supersticiones y teorías románticas sobre su autoría. Sin embargo, más allá del mito, lo que permanece es una música de profundidad desgarradora y belleza trascendente.

La obra fue encargada por un emisario del conde Walsegg, quien pretendía hacerla pasar por composición propia en memoria de su esposa fallecida. Mozart, enfermo y agotado, trabajó en ella con intensidad hasta sus últimos días, convencido —según algunas fuentes— de que escribía su propio réquiem. Tras su muerte, su discípulo Franz Xaver Süssmayr completó los movimientos faltantes a partir de bocetos y del estilo de su maestro.

El Réquiem combina lo teatral y lo espiritual, el dramatismo operístico con el recogimiento litúrgico. Es al mismo tiempo una oración fúnebre y una confesión humana. Con su poderosa secuencia del Dies Irae, la te

ura del Lacrimosa o la majestad del Kyrie, esta misa de difuntos no es solo un canto por los muertos, sino una obra viva, universal y ete

amente conmovedora.

 

Programa

W. A. MOZART (1756–1791)

Réquiem en re menor, K. 626

tRequiem aete

am / Kyrie eleison

tDies irae

tTuba mirum

tRex tremendae

tRecordare

tConfutatis

tLacrimosa

tDomine Jesu

tHostias

tSanctus

tBenedictus

tAgnus dei

tLux aete

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